1. PINTAR UN CUADRO
EL CUADRO Y EL MUSEO
En nuestro país, hay
cientos de museos para visitar. Sin embargo, hoy vas a conocer uno de los
museos más especiales y reconocidos de todo el mundo, es el Museo Nacional
del Prado y se encuentra en Madrid.
En el museo del
Prado no solo hay cuadros, también puedes encontrar esculturas, dibujos,
grabados y otras muchas obras de arte. Aunque lo que más vemos son las pinturas
de los artistas más importantes como
el Bosco, Ticiano, el Greco, Velázquez y
Goya.
Son tan
extraordinarias estas obras que viene
gente de todas partes solo para verlas, pues todas estas pinturas son mucho más antiguas que el museo que, a
penas, tiene 200 años.
¿Sabías que el 19 de
noviembre es su cumpleaños? En ese día del año, el rey Fernando lo inauguró con
este nombre: Real Museo de Pintura y
Escultura. Desde entonces, el museo nacional del Prado ha crecido sin
parar, sus obras han aumentado muchísimo, su edificio se ha hecho cada vez más
grande y cada día lo visitan más niños.
El museo del Prado
es una auténtica aventura, lo único que tienes que hacer es pasarlo muy bien
viendo las obras y desvelando los secretos de cada una de ellas,
¡Bienvenido/a!
Ahora
mismo nos encontramos ante una de las obras maestras del museo, ¿sabes cual es?
Seguro que sí, se trata de Las Meninas, la
pintura de la familia de la infanta Margarita.
Es
la más conocida del museo del Prado y una de las más importantes del mundo,
viene gente de todos los países solo para verla. Esta pintura esconde muchos
secretos y su autor aparece retratado junto al resto de los personajes. Si te
detienes a mirarle, verás como él también te está mirando a ti, ¿quieres saber
por qué?
¡Descubramos
quién es!
El
cuadro de las Meninas tiene una interesante historia que debes conocer. El rey
Felipe IV vivía con su familia en el
antiguo Alcázar de Madrid. Solía visitar a menudo la sala del pintor,
conversaba con él y a veces se quedaba viéndole trabajar, eran grandes amigos.
Velázquez, terminó el cuadro de Las Meninas en el año 1656 y pintó una escena
real, ocurrida en su taller y protagonizada por la familia real y sus
sirvientes. Tras morir Felipe IV, el
cuadro quedó colgado en el despacho del rey, lugar para el que fue pintado.
Casi
70 años después, un gran incendio destruyó el Alcázar de Madrid. Este cuadro y
otras muchas pinturas tuvieron que rescatarse apresuradamente arrojándose por
las ventanas. Las meninas se salvó, solo la mejilla de la infanta sufrió un
pequeño desperfecto que un pintor de aquella época arregló, ya que Velázquez
murió solamente cuatro años después de pintar esta maravillosa obra.
En
el mismo lugar del incendiado Alcázar, el rey Felipe V quiso construir su
palacio, un palacio que hoy podemos ver si paseamos por Madrid, es el palacio
Real. Finalmente el cuadro de las Meninas permaneció aquí hasta que fue
trasladado al Museo del Prado.
¿Te
suena? ¡Es el palacio Real de Madrid! Cuando lo veas, acuérdate que en este
espacio Velázquez pintó todas sus grandes obras, incluido Las Meninas.
Después
de conocer la historia de esta obra, descubramos juntos que ocurre dentro de
este fantástico cuadro, ¡adelante!
Como podemos ver, la
infanta y sus damitas de compañía, que son las meninas, están en el estudio de
Velázquez, pintor del rey Felipe IV. Se encuentra pensativo y observa a los
modelos que quiere pintar.
Nosotros podemos ser esos
modelos ya que somos contemplados por Velázquez. Sin embargo, los reyes Felipe
IV y Mariana de Austria, a quienes vemos reflejados en el espejo del fondo, son
las personas que el pintor retrata.
Pero vayamos por partes, delante y de
izquierda a derecha tenemos a María Agustina Sarmiento. Es una de las dos
meninas que está agachada y ofreciendo, en una bandeja plateada, un jarrito
rojo a la infanta Margarita de Austria.
La infanta se encuentra en el centro de la
composición, viste un vestido blanco muy bonito y es una encantadora niña de
seis años con el pelo rubio. Margarita acepta con su mano el jarrito y nos
observa con su dulce mirada.
¿Qué crees que contiene la jarra?
Puede ser que la pequeña infanta tuviera algo
de sed y lo que contenga la jarra sea un poco de agua, ¿no crees?
Un poco más a la derecha vemos a otra de las
meninas, Isabel de Velasco, que muestra sus respetos mediante una reverencia.
La siguiente es Maribárbola, enana de origen alemán, que también nos mira. Y,
finalizando este plano, Nicolasillo Pertusato. Parece un niño pero también es
un enano, bastante travieso por cierto, pues ya ves que le está dando una
patada a un gran mastín tumbado en el suelo.
¿Sabes lo que es un mastín?
Un mastín es un perro muy bonito y muy grande,
y suelen ser guardianes de rebaños y del hogar por su imponente aspecto. Este
perro se llamaba Salomón y más adelante descubriremos mucho más sobre él con un
divertido cuento.
Un poco más atrás, a
la izquierda, está el pintor Velázquez. Con una mano sujeta el pincel y las
pinturas y demás pinceles con la otra. Delante de él, podemos ver la parte
posterior del cuadro que está pintando.
Se está inspirando
para pintar a los reyes y se ha representado a sí mismo muy elegante y joven.
¿Cuántos años crees que tiene? Podríamos pensar que alrededor de cuarenta y, en
realidad, en esa época ya rondaba los cincuenta y siete.
¿Puedes ver el gran bigote y el pelo largo de
Velázquez? Le da un toque muy personal, igual que su traje tan antiguo.
Al fondo, a la
derecha, puedes ver dos personajes: la dama Marcela Ulloa, “guarda menor de
damas” y un sirviente de la corte, que tiene las manos juntas mientras escucha
la conversación de la dama.
Al fondo, una puerta de madera se abre a una habitación posterior muy iluminada y José Nieto, aposentador de la corte, está en las escaleras.
Con la rodilla
doblada y los pies sobre escalones diferentes no sabemos si viene o se va.
Lleva un sombrero de la mano y viste una elegante capa negra.
¿Recuerdas cual era
el cargo de un aposentador?
Es la persona
encargada de colocar a cada persona en su habitación.
Y por último, colgado
en la pared, hay un espejo que refleja al rey y la reina tras una cortina roja.
No sabemos si están quietos posando para Velázquez o si entran en ese momento
en la habitación.
Eso sí, son el centro de atención de la mayoría
de las miradas. Por el reflejo del espejo, podemos saber que los reyes se
encuentran en frente de los personajes, en la misma posición que nosotros vemos
el cuadro. Por ello, parece que nos están mirando a nosotros.
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