Sally Mann es una fotógrafa estadounidense nacida el 1 de mayo de 1951 en Lexington (Virginia). Allí vive con su esposo Larry, abogado de profesión, con quién tuvo tres hijos: Jessie, Emmet y Virginia, protagonistas de algunos de sus mejores retratos.
Estudió fotografía en la Praestegaard Film School (1971) y en la Aegeon School of Fine Arts (1972), entre otros, graduándose en 1974 en el Bennington College.
Mucha es la vida que infunde Sally Mann es sus fotografías. Esta artista está considerada una de las grandes fotógrafas de nuestro tiempo. Vive en ese particular Olimpo que ocupan también Cindy Sherman o Nam Goldin, y desde hace cuatro décadas construye una propuesta artística ambiciosa, honesta y, muchas veces, arriesgada y controvertida. Pero todo lo ha hecho a partir de una transcendente mirada sobre la arquitectura, los paisajes del sur de Estados Unidos, las naturalezas muertas, los autorretratos o su propia familia.
Entre otras instituciones, el Museo Metropolitano de Nueva York y la colección Corcoran poseen otra entre sus fondos, y, en julio de 2001, Sally Mann recibió de la revista Time el premio a la Mejor fotógrafa norteamericana.
De
todos sus trabajos, voy a valorar una fotografía que forma parte de la serie At twelve. Todas ellas son de gran
interés y me han parecido mostrar gran fuerza. Sin embargo, he querido escoger
una imagen original que se pueda trabajar fácilmente en un aula de Educación
infantil. La imagen está realizada en blanco y negro y el entorno de trabajo es
aquel que utiliza en sus fotografías: su familia y su pueblo.
En
un primer plano podemos observar a una niña que se encuentra debajo de un
tejado, aquí es notable su composición en “T”. Y en un segundo plano, podemos
observar la casa y la sombra de un cuerpo adulto situado por detrás y sujetando
uno de los brazos de la niña. Aquí
podemos ver como Sally ha jugado con el contraste claro-oscuro para dar volumen
y sobresaltar la figura de la niña. El foco de luz central entra por la
izquierda dando protagonismo a la posición de sus piernas y a los puntos donde
el peso de una imagen es más fuerte.
El
eje central de la imagen lo podemos observar en la mitad del cuerpo de la niña dando
lugar a un equilibrio que apenas es descompensado. No obstante, para romper con
la monotonía se pueden observar; el brazo del hombre que rodea su cuello y la
sujeta, uno de sus abrazos está colocado hacia arriba mientras que el otro
hacia abajo y una de sus piernas está estirada mientras que la otra se
encuentra doblada y apoyada sobre su pierna tensa. Otros pequeños detalles que
rompen con la simetría son las sillas, en el lado derecho podemos observar una
mesa colocada junto a ellas mientras que en el lado izquierdo las sillas se
encuentran solitarias.
Su
composición en “T” nos da la posibilidad de que nuestros alumnos la rodeen, la
pinten y la recorten. Además, es muy probable que al ver la imagen se sientan identificados
con la figura de la niña. También, esta
fotografía puede dar la posibilidad de que los niños se fotografíen en parejas en
la misma posición que se encuentran las dos figuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario