lunes, 14 de enero de 2013

3. Guía didáctica para moverse en el museo en torno a las Meninnas de Velázquez.


Alrededor del cuadro de “Las Meninas” de Velázquez podemos ver, en el museo del Prado, muchas otras obras de arte de pintores muy famosos.
Vamos a conocerlas de forma divertida, entendiendo qué es lo que representan, quiénes son los personajes que aparecen, quién es el autor… y vamos a descubrir  muchos de los secretos y misterios que ocultan.
Cada cuadro será como un cuento que vamos a ir contando, como si estubieramos en el museo.
¿Te atreves?
La sagrada familia del pajarito


Qué pintura más agradable, ¿verdad? Su autor es Murillo, un pintor español muy religioso que vivió en el siglo XVII.
Obsérvala atentamente, ¿qué ves?, ¿cuántos personajes hay? Y ¿qué están haciendo?
Es una escena muy sencilla, en el centro hay un niño precioso jugando con un pajarito, a nuestra izquierda una señora hilando que le mira con cariño y a nuestra derecha un señor, que al fondo ha dejado su mesa de trabajo para jugar con el niño.
¿Sabrías quiénes son? ¿Podría ser una familia? Está claro, ¿verdad? Ella es la madre, el señor es el padre y el niño es el hijo, al que vigilan porque es muy pequeño.
Pero… ¿qué tendrá de especial esta familia para que la pinte Murillo? Se trata de la familia de Jesús, por lo que él es el niño, María es la madre y San José es el padre, ¿te habías dado cuenta?
Lo que ocurre es que el pintor la representa de un modo muy sencillo, como si fuera una familia normal de su época, ¿Sabéis por qué? Porque de este modo las personas que miraban esta pintura creía que estos personajes sagrados se parecían a ellos y los sentían más cercanos.

La familia de Carlos IV

¡Qué cuadro más grande! Y cuánta gente, ¿verdad? Deben ser todos muy importantes, ¿sabes quién los conoce muy bien? El niño pequeño que aparece retratado, el Infante Francisco de Paula.
Aparece con toda su familia en este retrato que hizo el gran Francisco de Goya en 1800.
Goya es uno de los pintores más importantes de toda la historia, ¿Sabes cuántos años vivió? ¡Más de 80! Así que le dio tiempo a pintar muchísimo.
Al Rey Carlos IV, el padre del Infante, le gustaba tanto que le nombró su pintor y le encargó este retrato.
En el centro aparecen el Rey y la Reina, la infanta María Luisa, que son los padres de Francisco de Paula; su madre le está dando la mano y es la gran protagonista. El chico vestido de azul que está a la izquierda es su hermano, el Príncipe de Asturias, que más tarde será el Rey Fernando VII. La chica que está a su lado ocupa el lugar de su prometida, y no le vemos la cara porque en ese momento todavía o la conocían. El resto son otros miembros de la familia Real.
Al fondo, a nuestra izquierda, aparece otro personaje, Francisco de Goya, que decidió retratarse a él mismo pitando un gran lienzo.
Esto ya lo había hecho mucho antes el gran maestro Velázquez en Las Meninas, y lo aprendió de él.


El jardín de las Delicias


Sin duda alguna, esta es una de las pinturas más enigmáticas que resulta muy divertida por todo el colorido y la cantidad de personajes que tiene.
Fue pintada por el Bosco a principios del siglo XVI. Se trata de un tríptico, porque está compuesta por tres tablas diferentes. Para entenderla mejor vamos a seguir una serie de pistas, ¿vale? Empezamos:

¿Imaginas cómo sería esta obra cerrada?


¡Qué contraste de color! Están pintadas en tonos grises y en ellas el Bosco realizó un enorme globo que representa a la tierra cuando tan solo tenía vegetación, es decir, en el tercer día de su creación.

Ahora mira la tabla izquierda, ¿Qué crees que se representa?

Se titula “El paraíso”, y en ella aparece Dios padre vestido de blanco cogiendo de la mano a Eva para presentársela a Adán. Junto a ellos está el árbol de la vida, que es un Drago, y un poco más arriba a la derecha el árbol del bien y el mal, con la serpiente enrollada.

Mira ahora la tabla central


Se llama “El jardín de las delicias”, y es la que da el título a toda la obra. Está llena de personas de diferentes razas y de animales y frutas gigantes ¡parece un mundo al revés! Fíjate muy bien en las personas, ¿Qué hacen? ¿Alguna de ellas está trabajando, o cuidando a sus hijos? No, ¿verdad? Todas se encuentran en una gran fiesta y no se dan cuenta que así no pueden estar toda la vida, pues la felicidad dura muy poco y tienen otras obligaciones. Pues eso es lo que el Bosco quiere condenar: el pecado.


Por último observa la tabla derecha

¿En qué se diferencia de las otras dos? Está claro, lo que más destaca son los colores oscuros frente al gran colorido de las pinturas anteriores, ¿por qué será? ¿qué se representa? Fíjate bien, está llena de contrastes: mientras que en la parte superior hay un incendio, en el centro vemos a unos esquiadores. Todo está inmerso en un mundo lleno de monstruos que devoran a hombres o instrumentos musicales que los torturan. Tan solo hay un personaje que nos mira fijamente, está en el centro, es un hombre árbol blanco. Adivina quién es.
Se trata del demonio, y como habrás descubierto ya en esta tabla se representa el infierno.
¿Qué te ha parecido este tríptico? Es un poco fantástico, ¿no?

¿Sabes a qué pintores del siglo XX les gustó mucho?
Los pintores surrealistas se quedaron encantados con esta obra del Bosco, y algunos de ellos, como Dalí, imitaron algunas figuras.

Idilio. Mariano Fortuny i Marsall.


La música inundaba todos los rincones, pero el niño de las flautas solo escuchaba su propia melodía…
¿Qué hacía ahí tan solo? ¿No se aburre?
El niño, sentado sobre una columna, estaba desnudo y tenía el pelo alborotado, pero no estaba solo, ni parecía aburrirse.
Su música era su amiga y le acompañaba, además, a su lado, una oveja blanca y peluda mordisqueaba la hierba y movía la cabeza.
¿Podría ser un pastor?


Alegoría del oído. Jan Brueghel de Velours

La música de Idilio nos llevó hasta un inmenso salón, allí, en el centro, una mujer y un niño cantaba acompañados de varios animales, que escuchaban atentamente y bailaban con los sonidos de los instrumentos musicales y los pájaros más exóticos.
¡Prestad atención al tic tac de los relojes!


Niños en la playa. Joaquín Sorolla y Bastida.

Más adelante, tumbados a orillas del mar, tres niños se bañaban desnudos y jugaban.
¡Eso sí que parece divertido!

Baltasar Carlos a caballo y Baltasar Carlos cazador.


Velázquez, además de pintar  “La familia de Felipe IV”, realizó muchisimas más obras, entre ellas algunos cuadros del príncipe Baltasar Carlos.
En el primero de los que vemos, aparece montando a caballo, con unos 5 o 6 años. De la mano lleva una bengala y sobre la cabeza un sombrero negro.
El caballo tiene una larga cola y crines que agita el viento.
En el segundo, aparece vestido de cazador, sosteniendo una escopeta. Su perro estaba dormido junto a el y no dijo ni ¡guau!, y el galgo, que estaba escondido a la derecha, sonrió sin mover siquiera una oreja.

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